Una pupila inesperada by Verónica Mengual & A. S. Lefebre

autor:Verónica Mengual & A. S. Lefebre [Mengual, Verónica & Lefebre, A. S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-09-01T00:00:00+00:00

Capítulo 5

Un matrimonio insospechado

Esa noche todo parecía un sueño. Un recuerdo del pasado que no encajaba. Nada parecía estar en su lugar. En especial él. Su futuro esposo. No podía creerlo. Bien, sí. Es verdad que cuando llegó a Londres esa fue su primera idea, pero todo había sido un poco… extraño. Ciertamente esa era la palabra que le venía a la mente cuando pensaba en él. El duque de Dash. El león. Ambrose.

Se había retirado de la fiesta pronto, pero no podía dormir porque su futuro iba a cambiar. La señorita Robinson iba a convertirse en duquesa. No creyó que esto pudiera ocurrir, porque no pensó que las atenciones en las que nunca reparó de lord Dash fuesen a ser una realidad.

Un vaso de agua. O mejor, leche tibia. Se levantó con la idea de salir de la cama porque no conciliaba el sueño. Cogió la vela que reposaba en su mesilla y se encaminó hacia la cocina. Los nervios la tenían un poco intranquila. Su futuro asegurado. También el de sus hermanas. Debería estar dando saltos de alegría… ¿por qué no lo hacía? Porque estaba aterrada y el terror que sentía esta vez no era nada comparable con el que vivió hacía tres años. No. Este era mucho peor.

Él había conquistado su cuerpo con suma facilidad. Desde aquel primer beso incendiario en su alcoba, ella no había dejado de pensar en sus labios, en su lengua entrando en su boca lamiendo su cavidad.

Cuando aquella segunda noche él entró en su habitación… Parecía tan necesitado de afecto, de comprensión. El muy pícaro la había tocado alegando que estaba tan ebrio que podía permitírselo, como si eso fuese una excusa para acariciarla. ¡Hombres!

Ella deseaba sus besos y todo lo que él le hizo sentir. Más allá de experimentar como mujer un poco de satisfacción, deseaba entregarse a él. ¿El motivo? No lo sabía, pero él la afectaba demasiado y su corazón volvía a estar en juego. Esa idea no le gustaba. Cierto que no fue el duque de Dash quien le falló en el pasado, más bien ocurrió al revés, aunque pensar en volver a apostar sus sentimientos al sexo masculino le causaba una reticencia mayúscula.

Le agradaba. Tal vez aún no lo amaba, pero estaba cerca. Lo que había compartido con él en el lecho fueron más que caricias. Megan nunca habría consentido a un hombre que no fuese de su aprobación tocarla de ese modo. Lo veía ahora. El león había rugido y ella claudicó sin reservas, porque lo deseaba. Dios la perdonase, deseaba convertirse en su amante desde que entró en su habitación privada y lo vio sin apenas ropa tocando el piano.

Oyó unas voces y detuvo sus pasos. Se acercó hasta la fuente de la conversación. Se vio pegada a la puerta entreabierta del despacho de él. La condesa de Shown estaba con su recién prometido.

—¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —Oyó Megan que le preguntaba la dama al duque.

—Con ella, uno no está seguro de nada.

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